
has enterrado la peor espina
en mi dorsal costado
meciste lo que sería la necedad
estaba en tu pecho
la teta del apetito infernal
oh maligna hubiera cantado el poeta
pero vos sobre tus columnas de humo
edificabas el hogar de los noctámbulos
mientras caminabas por la ciudad vacía
viste el alma del hijo pródigo
asomar en la ventana
viste la fugacidad del sueño
fue del árbol de la vida que sacaste tu arma
feroz
Hugo