Porque el amor,
como la lluvia
como el dinero,
tiene alas.
Y al abrir la mano
sale volando.
¿Pensaste que sería mejor
no volverlas a abrir?
Así, teñida de indolencia,
murmuraste:
- Ojalá se me sequen las manos.
¿ Y todavía te preguntas porqué estás tan triste?
V.Camacho