24 febrero 2008
Ne me quitte pas
«Un hombre no debería cantar cosas así», comentó la gran Edith Piaf cuando en 1959 oyó interpretar por primera vez a Jacques Brel Ne me quitte pas. «No me dejes./ No quiero llorar más./ No voy a hablar más./ Me esconderé aquí,/ para mirarte,/ bailar y sonreír,/ y para escucharte./ Deja que me convierta/ en la sombra de tu sombra,/ la sombra de tu mano,/ la sombra de tu perro. / No me dejes...», rogaba, suplicaba el cantautor bruselense llegado a París unos años antes, mientras del disco de 45 rpm La valse á mille temps, título además de otro de los temas que hizo crecer su leyenda como intérprete, vendía 500.000 ejemplares en sólo seis meses.