29 junio 2008

1.7.1909 Onetti, Juan Carlos Onetti


"En algún papel leí, hace años, que el infierno estaba minuciosamente conformado por los ojos ocupados en mirarnos. La frase, entonces, no era de Borges ni de Sábato ni de Sartre ni mía. [...]

En cuanto a mí, hace años que aprendí el arte de afeitarme al tacto, para evitar la opinión del espejo, para acudir al trabajo sin el peso de otra depresión. Es que mi imagen – ustedes me lo muestran – avanza, desde hace tiempo, separada de mí. Mientras yo permanezco adolescente, calmo, interesado en lo que importa, bondadoso y humilde por indiferencia y por la asombrosa seguridad de que no hay respuestas, ella, mi cara, ha envejecido, se ha puesto amarga y tal vez esté contando o invente historias que no son mías sino de ella."

(Juan Carlos Onetti en Sara Facio, Alicia D'Amico: Retratos y Autoretratos. Ediciones de Crisis, Buenos Aires 1973)


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".....pero es tan lindo dejar y dejar que te hagan lo que quieran, que no sospechan siquiera quién sos vos. Dejar hasta que de pronto ha alguien se le ocurre que se acabó y entonces uno deja de soportar y de tener placer en dejarse y hace con todas las ganas y la felicidad del mundo la barbaridad más grande.

En revancha; y no por orgullo, ni por ganas de desquitarse, sino porque de pronto el placer consiste en pegar y no en dejarse golpear........"

J.C .Onetti "Dejemos hablar al viento"


Comenzó por el comienzo, por donde todo principia, y luego se afina de a poquito, como quien no va queriendo y como quien quiere de verdad.


Ella, sin querer había comprado su alma, y él, la adoraba por eso.

Ella lo odiaba, no quería el peso de otra que no fuera la suya.

El tiempo resbaló por las curvas de las eses, y cuando se cree irrefutable la posibilidad de hablar sin palabras todo es blanco y negro, sin revelar; es el principio.

Ella dejaba que él mostrara las palabras que aprendió a balbucear una tarde, que de tan triste, insoportable y gris, prefirió ocultar con el humo de un cigarro de dudoso tabaco.

El dejaba que ella respondiera silencios, aprendidos una tarde, que de tan triste, insoportable y gris, prefirió ocultar en sus ojos, cerrados por una nube de humo de dudoso tabaco.

Ella hacía que él, persiguiera una figura curvilínea, una guitarra hecha ella, una perra protectora, un confesor de secretos, una frazada en el frío, un tibio cuerpo para el hueco de su cama.

El presentía que ella, perseguía un fantasma, un rumor poco cierto, un presagio ignorado en el fondo de un cajón, un abrazo inagotable, un solitario y chorreado espejo en la pared.

El día que ella habló, el reclamó su todo; el día que ella habló, el tornó su sombra viento.

Mentían al mundo y el mundo mentía por ellos; mentiras de patas cortas y lenguas largas; en blanco y negro fue el principio, y policromo ahora, es el fin.

"..... “el viento aumentaba el frío. Ahora yo quiero una ola, pintar una ola. Descubrirla por sorpresa. Tiene que ser la primera y la última. Una ola blanca, sucia, podrida, hecha de nieve y de pus y de leche que llegue hasta la costa y se trague el mundo”......."