24 agosto 2012

Que siga lloviendo II. yo me quedo con Don Menchaca


 

 

Sigue lloviendo sobre Mon-tres-video (ya que estamos pa la nostalgia!), y para hacer más llevadero el fin de semana, les presento a SIMPLICIO BOBADILLA que no es más ni menos que el escritor Serafìn J.García en su libro "intitulado" "Los partes de Don Menchaca”. A mi este libro me puede mucho desde los 11 años, tanto así, que siempre está mas que a mano! así que antes de que diga cualquier boludez les dejo una parte del prólogo de Don Mario: 

 
…..siempre ha sido fácil burlarse de un pelma, de un ignorante, de un cretino, y conseguir que el lector simpatice con el autor de ese tipo de humorismo. Más fácil es lograr que el lector se olvide del humorista y simpatice directamente con el pelma, el ignorante o cretino. Cuando ello acontece no significa en realidad una justificación de esas cualidades del personaje, sino simplemente un éxito de comicidad. El lector simpatiza con ese cretino en particular (aunque todos los otros cretinos del mundo le provoquen santa indignación), simplemente porque le hace reír. En mayor o menor grado, todo lector tiene prejuicios y principios morales, políticos o religiosos. El mayor éxito de un humorista es lograr que el lector simpatice con un personaje que arremete violentamente contra tales patrones. Aparentemente, esto es lo que consiguen los partes de don Segundo Menchaca. Si quienes están francamente contra la corrupción política de este tiempo, pueden empero simpatizar con don Menchaca, convicto y confeso de toda corrupción, significa que la tentación de la risa puede más que las obligaciones éticas. Son copartícipes de esa proeza el lejano, finisecular origen del caricaturesco don Menchaca, el responsable colector Simplicio Bobadilla y – last  but not least- un consecuente y conocido maestro de este último: el poeta y narrador Serafín J.García”.

M.Benedetti (1969)


y ahora sí: "UN CASO DE AUTOPRISIÓN"

 


“Puntas del Arrayán Chico, juño 30 de 1896”

Señor Gefe Polìtico y de Polecía del Deto.,
Comandante don Anjelino Pimienta.
(De mi mallor confidensialidà y reserva).
Apresiable Usía:

Con la asoluta combinsión de que su larga esperiensia autoritaria, así como los betustos lazos de amistá y compañerismo partidario que lo unen al suscrito, le permitirán comprender y disculpar lo acontesido, paso iso fato a relatarle un hecho sanguiño que tubo lugar antiller en la sesión de mi encumbensia, y del cualo quiso el siego y caprichoso destino que fuese yo uno de los atores primojénitos, haviéndolo sido por la parte contraria al finado Ciriaco Azambuya, Q.E.P.D., el pobre, pues al fin y al cabo, no porque me haiga bisto en la penosa necesidá de esonerarlo de bida- cosa que, dicho sea de paso, se produjo en el ardor de una biril rellerta criolla,sostenida frente a frente, como cuadra a los barones de nuestra omérica raza simarrona- voy a guardarle rencor a su memoria póstuma, ni tampoco a su cadáber, cosa que, como Usía comprenderá, sería indina de este arcaico y anegado servidor de la Patria.

La causa habiente del hecho necrolójico en que tube tan atiba y bitoriosa partisipasión, y del cualo fue único probocador el finado Azambuya- bítima propisiatoria, después de todo, de sus propios hábitos belijerantes- se originó en una pasífica jugada de truco que el suscrito,hasiendo un paréntesis a sus móltiples tareas autoritarias y buscando distraer un poco la persona, estaba delusidando amistosamente con tres biejos besinos y correlijionarios, cullos nombres no bienen al caso.

Resulta que en una buelta el finado Azambuya, que actuaba de mirón, como era su costumbre, le pasó la seña de mis cartas a uno de mis albersarios, el cualo entonces me serró el quiero con una flor de veintiocho al resto que yo acababa de echarle con otra de beintitrés, ganando así un partido que yo y mi compañero teníamos ya en la uña. Por supuesto, aquella atitú me sulebó la sangre, y lebantádome iso fato lo rebolqué de un rebés al finado, el cualo, demostrando una entolerable falta de respeto a la autoridá que represento, echó mano al facón y se me bino al humo, obligándome a deserrajarle consecuitibamente los seis tiros de mi rebólber, cosa que hise con el sano propósito de juleperarlo nomás, pero con tan mala suerte, que tres de las balas hirieron mortoriamente al culpable esclusibo de este desbenturado hecho sanguiño, una en la nuca, otra en la espalda izquierda y la tercera en el riñón derecho, motibando su istantáneo  y natural deseso.

En bista de lo espuesto dispuse que el cadáber del finado causante fuera entregado a sus deudos, a fin de que le dieran cristiana sepoltura, y me constituí en prisión en esta Comisaría, donde me tengo encomunicado hasta que Usía disponga lo pertinente, que sin duda será mi libertá, pues de lo espuesto se desprende con toda claribidensia que la culpa de su meresido fallesimiento la tubo el propio finado, lo cualo deja por completo a salbo mi responsabilidá personal y autoritaria.

A la espera de que se dine ordenar sin demora la susodicha libertá me despido subalternamente de Usía, a quien Dios conserbe muchos años la salú y el puesto.

A ruego del Comisario don Segundo Menchaca,
por no saber firmar: ESMERALDO ZIPITRÍAS,
Escribiente”
Por la copia: SIMPLICIO BOBADILLA


Jajaja......con la satifasiòn del deber cumplido, y sin otro motibo me dino en saludarlos con la benebolensia y conmiserasión de siempre!

buen finde!