Hoy
solita, por 8 de Octubre, mirando el cielo desde el ómnibus, reconstruyendo
historias escuché esta canción: “el frio se prende a la piel como un
abrojo” y luego algo así como: “redondita
alusión para el poeta, cruel realidad para el pobre”…….puta que verdad canta el
señor gordo, muy muy muy gordo y lo hace con ojos cerrados; por eso pude ver la transpiración que iba
manchando su Hering gris; cuantas monedas tendrá que ganar para llenar esa
buzarda?
M’ijita!
Como vas de un extremo a otro me auto acusé.
Cómo
no ir de un extremo al otro? Viajar en
este 546 ES ir de un extremo a otro: Belvedere- Portones! además tantas “extremidades” para ver! Jeje…..
me canso de mirar el cielo por la
ventana sucia, ahora toca el adentro, el veterano que busca entre todos los
asientos cual le gusta más para sentarse mientras detrás de él se forma un
lindo trencito, el plancha que va con un par de parlantes obligándonos a
escuchar su música que se mezcla con la del Señor gordo (reperdonado iba
escuchando Los Redondos: el pibe de los astilleros!), las gurisas – y no tanto-
que suben con unas bolsas de papel blanco con el logo repetido “DC” por toda la bolsa, ¿sabrá DC que está de moda?,
el botija que intenta comunicarse con unos movimientos corporales extraños porque
no puede hacerlo de otra forma y la señora gorda -¿porque todas las señoras son
gordas?- que lo mira cada vez más raro, el sota que torticolea su cabeza solo
para el lado de la ventana, los que suben de Remar voceando sus historias de
vida miserables……mejor me bajo, me bajo y camino lo que queda hasta casa, mamá
estará viejita, pero yo quiero llegar a la edad de mamá.