24 enero 2020

El silencio obstinado y estridente del domingo recubre con pasmosa quietud los demonios llamados a guardar. Los muy arteros habían vuelto a escaparse para hacer de las suyas aquella interminable noche de viernes... Y yo que creía haberlos noqueado hace rato.

Pero no, ahí estaban nomás, bien intactos, bien sanos y bien salvos. Habrá que fumigar un poco mejor.

Furiosos por haber sido arreados a su celda después de la frenética escapada, se me debaten en un lugar recóndito del alma que parece quedar muy cerca de la pobre panza. Y ojalá este desasosiego se curara con Buscapina.


Domingo, silencioso domingo, silencio y a guardarse!

Mañana saldrás de nuevo a esta aldea gris, sanita y salva, con el sobrado domingo silencioso aún en tu cabeza, solo hasta tomar 8 de Octubre, ahí serás arreada en el asiento del ómnibus- con suerte, si te toca!-