Cuando se pone un espejo al oeste de la isla de Pascua, atrasa.
Cuando
se pone un espejo al este de la isla de Pascua, adelanta.
Con delicadas
mediciones puede encontrarse el punto en que ese espejo estará en hora,
pero el punto que sirve para ese espejo no es garantía de que sirva para
otro, pues los espejos adolecen de distintos materiales y reaccionan
según les da la real gana. Así Salomón Lemos, el antropólogo becado por
la Fundación Guggenheim, se vió a sí mismo muerto de tifus al mirar su
espejo de afeitarse, todo ello al este de la isla. Y al mismo tiempo un
espejito que había olvidado al oeste de la isla de Pascua reflejaba para
nadie (estaba tirado entre las piedras) a Salomón Lemos de pantalón
corto yendo a la escuela; después, a Salomón Lemos desnudo en una
bañadera, enjabonado entusiastamente por su papá y su mamá; después, a
Salomón Lemos diciendo ajó para emoción de su tía Remeditos en una
estancia del partido de Trenque Lauquen.
J.C.