
Nunca la calle había sido tan pequeña.
Vestida de tristeza o simplemente de día domingo,
sangraba al mediodía un manto de hojas.
Árboles llenos de sombreros y sombras.
Cómo hablar a un hombre que sólo mira?
Su rostro pálido, perturbado y consternado,
se colgó de una nube antes de llegar al azul.
Estorbando su paso, tan solo, volaban pájaros.