Porque la noche se ha partido en dos, y se ha poblado de sombras vulnerables, sin defensas, inacabadas, llego a esquinas que mienten rincones vacíos; persigo la luna en mi ventana con dudosa sonrisa, como si fuera un viejo farol detenido; volviendo de mi fracaso con un saco roto, que va perdiendo bolsillos en cada calle, intento dejar señales que te impidan llegar a mi vereda.
