
Es un juego que me gusta jugar solo contigo.
Mi cuerpo dice estás ahí,
sabe que no puede darte aviso
porque respira hondo
y teme quitarte el aire,
porque al golpear los dedos
al fin y al cabo te irás corriendo.
Los magos ambicionan trucos nuevos:
este dedo
sabor a mar,
agua salada ,
este otro
sabor a flores de espliego,
y en el dedo que señala
las luces del cielo,
todos los reclamos de una tarde.
No saben que perdí
el doble de mi sombra,
no hay mano capaz de retenerla,
no hay dedo capaz.
Este cuerpo
todavía porfiado,
revela los fantasmas
de su más solitaria soledad