
Necesito fuerzas para seguir, un tranvía con una ventanilla que refleje mi sonrisa, y voces que repitan aires de olvido. Cómo darte mi amor si no puedo. En el amor y desamor te tengo, no quiero una hache sin hombre ni un hombre sin vos, tengo cuanto pienso, pienso lo que quiero, si éramos, todos somos aún. Del lado de adentro, la ventanilla oculta mi sombra, del lado de afuera está el lobo, comiendo de la cesta. El Parque sin bancos y sin rostros que miren los altos eucaliptos, mi avión quieto, sin miras de volar ni de volarme, inmóvil, ojea al este su brújula de madera.
Conocí el odio dibujado en el cuerpo roto de tibia ternura y el humeante leño que prendió sin arder desde el fuego de tu boca. No siempre se precipita el amor sin avisar entre el rio y el mar de todas las ausencias. Se cubre el cielo que no tengo, gotea de mis ojos y se queda al final sin la noche partida en dos.
Está oscuro ya, quiero entrar y cerrar la puerta pesada antes que la derribe la noche y sus estrellas, la muerte y sus pesares, las hojas secas de un nuevo invierno.